martes, 27 de septiembre de 2011

HARTO DE TODO 2ª parte



HARTO DE  TODO      ( 2ª parte)

Como decidí me voy  hacia la farmacia. Espero que esté abierta, ya es un poco tarde, hasta para esto hay que ir con prisas, siempre corriendo con la lengua fuera, pero debo de ir toda vez que he tomado  un camino a seguir que me librara de todas estas inquietudes y malos pensamientos.
Esta abierta, menos mal, me adentro en ella y no hay nadie, solitaria, se ve que a todo el mundo se le han curado las enfermedades, o vete tu a saber el por qué. Mejor, así me atenderán rápidamente. 
Pero  no es el farmacéutico de toda la vida, sino una mujer ( por cierto con un empaque muy distinguido), con su bata blanca, sus gafas graduadas, bueno eso creo y esta semi sonrisa que se asoma entre sus labios carnosos. ¿Dónde está el dependiente de siempre? 
- hola buenas noches,¿en qué puedo servirle?-bonita voz , muy suave.
- hola, desearía unas pastillas para dormir, pero de las más fuertes que tengan.
- muy bien,¿ me entrega la receta médica?, es que para ciertos medicamentos se necesita.
- pues no tengo receta, pero quiero las pastillas, quiero dormir mucho tiempo.
- me parece muy bien lo que ud me dice, pero si no hay receta, sintiéndolo mucho, no hay pastillas.
Ya me esta empezando a cargar esta bata blanca pero ¿qué se ha creído?, pero ¿qué me dice ahora?
- si me explica su problema quizás pueda darle una solución.
Y ¿qué le digo? , ¿que quiero dejar este podrido mundo o que a ella qué le importa  mi problema? , pero procuro no perder mis buenos modales y le contesto de esta forma:
- ojalá pudiera solucionar mi problema,  es un poco difícil.
-¿sabe qué?, haremos una cosa si le parece bien.
- a ver, ¿qué quiere que hagamos?
- dentro de unos minutos cierro la farmacia, se terminó mi horario laboral  y me apeteceria ir a tomar un café, podría ud acompañarme y, entre sorbo y sorbo yo, le escucharía y trataría de saber realmente qué es lo que le ocurre.
- si, muy bien,  pero primero me da las pastillas y después vamos donde ud quiera.
-  las pastillas me las llevaré y según lo que ud me explique, se las daré o no, ¿conforme?
   -si es así, tendré mucho gusto en invitarla a un café o a lo que considere oportuno, no tengo una gran prisa en tomarme ahora las pastillas.
- pues que no se hable mas, ahora tiene que salir y esperarme en la calle que cierre todo esto y haga caja. No tardaré mucho: unos 5 minutos.
- En la calle la estaré esperando, no se deje las pastillas cuando salga.
- Tranquilo, ahora mismo las cojo y las pongo en mi bolso.
Ya estoy en la calle, delante de la puerta de la farmacia,  parece que no es tan oscura la noche. No está nada mal la farmacéutica, se ve una buena persona. Además, bien mirado, podría decir que hasta es guap, y tiene un muy buen tipo y esta sonrisa que da ciertos ánimos. Que no tarde, lo de las pastillas... ya me las dará cuando quiera.
- ya ves que no he tardado nada,¿me permites que te tutee?
- Claro que si, no faltaría más, ¿dónde quieres ir  a tomar algo?
- hace buena noche, en una terraza estaríamos bastante bien, como en aquella de allí.
Nos acercamos a la misma y tomamos asiento, automáticamente se presenta un camarero solicitándonos qué deseamos tomar
- a mí me apetece un café con leche
- pues a mi una cerveza fría, pero que no esté helada.
La contemplo, ¿qué edad debe de tener? , no soy muy bueno para esto de las edades, pero no creo que tenga mas de 35, eso si muy bien puestos, veo que no lleva anillo de casada,  puede ser divorciada o separada, con cuidado se lo preguntaré cuando la conversación vaya mas adelante. Ahora tomaremos nuestras consumiciones y qué cosa,  ya no me acuerdo ni de las pastillas, ni de la podredumbre de este mundo,
¿Por qué será este cambio tan repentino?

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