SIEMPRE HAY UNA LUZ……………..CUARTA PARTE Y FINAL
En esta situación, que era de unos momentos de una alegría sin par en la cual todos los presentes festejaban y más de uno notaba un nudo en su garganta de la emoción que las imágenes trasmitían.
- Muchas gracias a todos ustedes por haber cuidado con este cariño a mi pequeño hermano, no sé cómo agradecérselo ni que decir, han sido muy buenos y también muchas gracias a usted, doctor y a su señora.
En este momento la señora, que estaba muy emocionada, abrió el paquete que en sus manos llevaba y del mismo sacó unas ropas de talla muy adecuada para el hermano pequeño y le dijo:
- toma hijo mío, póntelas quiero que seas el más guapo de este centro. Deja estas ropas ya muy gastadas que en nada embellecen este rostro de ángel que posees.
El hermano pequeño miró al mayor y le preguntó
- ¿puedo ponérmelas? me gustan mucho.
- Sí, claro que puedes y además me gustará que lo hagas, así estaremos igualados en la vestimenta y hasta pareceremos unos chicos ricos - dijo soltando una carcajada que sonó a música celestial si los Ángeles supieran cantar.
Ni mediar palabra alguna más y con la mayor rapidez posible se coloco las prendas recibidas que parecían hechas a su medida, no hacía más que contemplarse, tocar la ropa, acariciarla, ya que tenía un toque no conocido por él.
Mientras tanto, el doctor conversaba con sus ayudantes sobre el estado de salud del pequeño. Por la expresión de sus rostros parecía que todo estuviera correcto, por lo cual, acto seguido , exclamó:
- ya pasó el peligro, ahora iremos a casa para que podáis descansar un rato de tantos ajetreos pasados.
Así fue, llegando a la mansión hicieron subir a ambos hermanos a la mentada habitación, para que el pequeño viera la cama que tenía preparada.
Sus ojos recorrían toda la habitación con su carita de asombro, soltando exclamaciones de complacencia.
Los señores dijeron:
- quedaros aquí un rato y disfrutad de todo lo que encontréis. Todo es para vosotros: los juguetes, la ropa de los armarios, todo lo que hay aquí es vuestro, dentro un rato queremos hablar de algo importante para todos, os esperamos, ya bajareis cuando queráis.
No tardaron mucho tiempo en estar en la sala, donde los señores estaban esperándoles, el doctor le dijo:
- Veréis, como es una cosa muy sensible prefiero que lo haga mi esposa, los hombres somos más rudos para decir ciertas cosas.
- Como usted diga señor. Escucharemos a la señora.
La señora se levantó de su asiento y con voz trémula les dijo a ambos hermanos:
- Sois unos Ángeles del cielo, las criaturas más hermosas que he conocido, vuestros sentimientos sólo merecen elogios, pero tenéis una pena muy grande en vuestro interior, no conocéis a vuestro padre y vuestra santa madre estará en el cielo, seguramente en estos momentos cuidando también a mis dos queridos hijos, que la muerte, sin compasión, se los llevó en un trágico accidente.
Vosotros no tenéis padres, nosotros perdimos a nuestros hijos, estamos los cuatro solos en este mundo, solo quisiéramos mi esposo y yo, que fuerais nuestros hijos a partir de ahora. ¿Qué decís?
En este momento la habitación se iluminó con una fuerte luz, y en la misma aparecieron los dos hijos y la madre de los pequeños, los tres con signos en sus manos como de bendiciones dando su aprobación a la propuesta realizada, entonando un aleluya como muestra de su aceptación.
Después de una breve pausa, y una vez las apariciones se hubiesen disipado sólo una voz se escuchó, la del más pequeño, que pregunto:
- ¿podemos decirles papá y mamá? F I N
Magi Balsells Palau
Barcelona
Mayo 2011-05-13
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